Tanto el concepto de riesgo como el de diversificación van de la mano para todo inversionista, ya sea que este desembolse pequeñas o grandes cantidades.
Cuando hablamos de un portafolio de inversiones, el riesgo que conlleva cada uno de los instrumentos financieros que tenemos en él se le conoce como riesgo sistémico o riesgo no diversificable.
El riesgo sistemático se refiere al riesgo al que están expuestos todos los activos en un mercado, en tanto que el riesgo diversificable es aquel intrínseco en cada activo individual. Para diversificar el riesgo, se agregan activos al portafolio que se mitiguen unos a otros, es decir, estamos diversificando el portafolio. Cabe destacar que el riesgo sistémico no puede ser disminuido.
Bajo las condiciones del modelo CAPM, suponemos que un un inversionista racional no toma ningún riesgo que sea diversificable, pues solamente el riesgo no diversificable es recompensado en el alcance del CAPM, de manera tal que la tasa de retorno requerida para un determinado activo, debe estar vinculada con la contribución que hace ese activo al riesgo general de un determinado portafolio.
Una nota interesante es que para el cálculo del riesgo país, no se toma en cuenta la formula de CAPM.